Jesús nos enseñó a adorar a Dios, a rendir nuestra voluntad y toda nuestra vida al Padre. Él no hacía nada por su propia cuenta, sino solo lo que veía hacer al Padre.
Jesús les dijo:
«Les aseguro que yo, el Hijo de Dios, no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Sólo hago lo que veo que hace Dios, mi Padre.»
— Juan 5:19
No hay mayor ejemplo de adoración que Jesús, ¿verdad? Él es nuestro modelo. Entonces, debemos imitarlo: no hagas nada por tu cuenta, haz lo que ves hacer al Padre.
Ahora bien, es posible que te preguntes: ¿Cómo puedo hacer esto? La respuesta es conociendo a Dios y cultivando una profunda comunión con Él, como lo hacía Jesús. Solo así podremos ver al Padre, recibir su dirección y hacer exactamente lo que Él nos pide, ni más ni menos.
Jesús se apartaba para tener un tiempo exclusivo con Dios:
“Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.”
— Mateo 14:23
También se levantaba de madrugada para orar:
“Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”
— Marcos 1:35
E incluso nos enseñó a orar de esta manera:
“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.”
— Mateo 6:6
Si Jesús, siendo Dios, apartaba tiempo para orar y tener comunión con el Padre, ¡cuánto más lo necesitamos nosotros!
Aquí tienes tres recomendaciones que pueden ayudarte:
Si quieres profundizar más en tu vida de adoración y crecimiento espiritual, te invitamos a ser parte del Curso Ministerial de Instituto CanZion, donde recibirás formación bíblica, musical y ministerial para servir a Dios con excelencia.
Descubre más en: https://www.institutocanzion.com/elige-sede