Expande tu visión


Por: Josué Del Cid

Cuando hablamos de expandir nuestra visión estamos hablando de ir más allá de nuestras limitaciones. Atrevernos a ver lo que pocos pueden ver, y eso nos lleva a hacer lo que pocos estarían dispuestos a hacer. Ser un visionario es atreverse a creerle a Dios, por ende, para implementar una gran visión es necesario tener fe. La fe es el combustible que enciende, arranca, y hace despegar nuestra visión.

Imagínate llegar al cielo y que Dios te diga: —“Ven, quiero mostrarte lo que yo tenía preparado para ti mientras viviste en la tierra, esto es lo que pudiste haber logrado si hubieses creído y accionado en base a lo que te hablé y mostré. ¿Por qué dudaste?”

Esta sería una escena lamentable. Saber que te limitaste por el temor, la duda, o el “qué dirán”; lo cual te llevó a vivir en la comodidad, sin tomar ningún riesgo ni dar un paso de fe. Dios tuvo que sacar a Abram de su tienda para que viera las estrellas, allí Dios le mostró cómo sería su descendencia. Muchas veces lo que limita nuestra visión y potencial para lograr cosas mayores es nuestra zona de confort, dentro de la tienda es más seguro y cómodo, pero la verdad es que quedarnos dentro nos limita. Lo que puede matar tu visión y tus sueños son la duda, el temor y la comodidad.

En una ocasión escuché que los más grandes y valiosos tesoros se encuentran en el cementerio donde fueron enterrados grandes sueños y potenciales. Libros y canciones que nunca se escribieron, ideas revolucionarias que nunca se emprendieron, empresas que nunca se abrieron y grandes líderes que nunca se levantaron. Todo por causa de la duda, el temor, y por nunca haber tenido el valor de dar un paso de fe que cambie el curso de la historia.


Los visionarios de Dios deben estar dispuestos a salir de la comodidad para ver las maravillas de Dios y Su poder manifestado en la visión que viene de Él. Ahí empezamos a vencer nuestras limitaciones porque la visión y el propósito de Dios se hacen tan reales en nuestro corazón. “El Señor cumplirá en mí su propósito…” (Salmo 138:8 NVI).

Cuando tienes una visión, defines cuáles serán tus próximos pasos con base en lo que Dios ya te dijo. No tengas miedo, acuérdate que pocos están dispuestos a salir, a arriesgar, a visionar y a soñar con los ojos en el cielo mirando las estrellas, creyendo que lo imposible con Dios se hace posible. Parece ser de “locos” pero Dios se complace con esos “locos" que le creen y empiezan a dar pasos de fe.

“Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.” (Santiago 2:17 NVI)

No te quedes sin hacer nada con la visión y la palabra que Dios te dio. Activa tus sueños, la visión y el propósito de Dios dentro de ti. Escribe tu visón, tu sueño y los pasos a seguir y ¡acciona! Mañana cosecharás lo que estás dispuesto a sembrar hoy. ¿Tienes la fe para hacerlo? ¿Sabes que Dios está contigo? ¡Adelante! ¡Los visionarios de Dios enfrentan los temores, las imposibilidades y las dudas creyendo y accionando!

“¡Así de numerosa será tu descendencia!” Fue lo que Dios le confió a Abram mostrándole las estrellas. Ante esa visión Abram pudiera haber dudado pues era de avanzada edad y no tenía un hijo, pero el decidió creer y Dios se lo reconoció como justicia. Dios también le confirmó que le daría posesión de la tierra que pisaban sus pies. Dios cumplió con su palabra y con lo que le mostró a su siervo. Nunca pierdas de vista el propósito de Dios delante tuyo, sueña en grande, trabaja en pro de una visión clara y definida. No te quedes con los brazos cruzados postergando tu asignación y tus pasos hacia la tierra prometida. Cada paso es crucial. Sabes quién es Dios y cuál es Su promesa, has salido de la comodidad para ver más allá de las limitaciones o fronteras, viendo todo un mundo de posibilidades y oportunidades que Dios ha puesto frente a ti.


Al final del día los resultados y lo lejos que vayamos será el reflejo de nuestra fe, nuestro esfuerzo, el tamaño de nuestra visión, y los riesgos que estuvimos dispuestos a enfrentar por nuestra visión y sueños. Nadie más puede dar ese paso por ti, nadie más puede soñar por ti, hay una visión y un propósito único que Dios puso dentro de ti. Dios le dijo a Abram, “Grande será tu recompensa”. No pierdas de vista la recompensa de Dios, lo que obtendrás por fe al mirar atentamente aquellas cosas que están en el corazón de Dios. Es tiempo de levantarte y caminar sabiendo que tienes el potencial de lograr cosas mayores y escalar las más altas montañas, porque Dios te dio una visión sin límites para ver lo que está por venir. No tengas miedo, empieza a dar los primeros pasos de fe hacia la visión que Dios te dio, no temas y lánzate a la conquista del éxito porque ¡Dios está contigo!

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