La misma respuesta, el mismo plan.


Por: David Gómez

¿Cómo hago para “repartirme” y ser más productivo? ¿Cómo hago para atender más cosas de las que atiendo?  ¿Cómo hago para hacer más cosas de las que hago?¿Cómo hago para llegar más lejos de donde estoy? Tenemos una respuesta para cada una de estas preguntas: “No tengo más tiempo”, “no tengo más fuerzas”, “no tengo más voluntad”, “no se me ocurren más formas de intentarlo”. Quizás algunas de esas sean las respuestas que nos daríamos a nosotros mismos; no sólo para justificarnos, sino también para calmar nuestras ansiedades y apuros; (sí, también con nosotros necesitamos ser políticamente correctos ,a veces). 

Sin faltarte el respeto a vos, querido lector, ni mucho menos a Dios que es eterno en amor y en poder; creo que de alguna manera Dios tuvo esas preguntas alguna vez en la eternidad pasada, allá en cielo. Nunca se quedó sin tiempo, mucho menos sin fuerzas, ni le faltó voluntad o recursos para hacer lo que quisiera; pero en su deseo de acercarse a nosotros y alcanzarnos, intentó de mil formas. Adán, Noé, Abraham, Moisés, y la lista de hombres con errores que intentaron cumplir SU propósito continúa. Hasta que un día “resolvió” ese problema, y nos alcanzó de un modo sublimemente mejor:

“(...) Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo (...)” 

Hebreos 1:1     

¿Puedes verlo? Dios resolvió su acercamiento y su relación con el hombre DANDO. ¿Qué dio? A su hijo, nada menos! Y ese plan no falló. No hubo errores, ni propósitos fallidos. No hubo re-cálculos, ni pasos en falso. Dios comenzó su trato con nosotros DANDO. 

     Quizás ahora las preguntas del inicio tengan otro color. ¿Y si la mejor respuesta para nuestras preguntas sobre cómo lograr mayor alcance, propósito, trascendencia, o bendición, fuera DAR? ¿Y si intentáramos reproducirnos en otros DANDONOS a los otros? Hay una frase que quisiera mostrarte: “…dar aquello que te sobra nunca fue compartir sino dar limosna…” Nó, no la escribió un apóstol, ni un maestro bíblico, ni un líder religioso; fue Alejandro Sanz en su tema “Corazón Partío”, y nos interpela mucho más que si lo hubiera dicho alguien a quien etiquetaríamos como “espiritual”. 

 En este tiempo, en ICZ, celebramos MISIONES. Hacemos misiones todo el año, pero por estos días nos esforzamos en pensar un poco más intencionalmente cómo ser más trascendentes, y ayudar más y mejor a otros. Y quizás la respuesta siga siendo la misma que Dios nos enseño en la eternidad: DAR. Tal vez el mundo cambie significativamente si en lugar de esperar que otros cambien lo que está mal, o hagan algo para mejorar la tierra, nos DAMOS a nosotros mismos. 


Dios -ÉL mismo- vino a nosotros y nos cambió, dando. No lo que le sobraba o lo que no costaba nada. Dio lo más valioso, lo más cercano, lo irremplazable. Y la invitación que nos hace es a imitarlo. 

Misiones es dar. Es llegar a la tierra que tal vez nunca pisaremos, hablar con personas que nunca conoceremos, abrazar a gente que nunca tocaremos. Es trascender más allá de lo que hoy somos, sembrando en otros una semilla que les haga saber que Dios se ha acercado a ellos. Tal vez, si aprendemos a dar -y a darnos- nos pareceremos un poco más a Jesús; que fue el primero en pensar, desear, y hacer MISIONES.  

_____________________________________________________________________________________________

¿Quieres realizar una donación para que Instituto CanZion continúe con sus iniciativas misionales en África  y Venezuela? ¡Tu ayuda marcará una diferencia!

Quiero Ayudar